domingo, 9 de mayo de 2010

Poema Julia de Burgos (Cancion Desnuda)

Julia de Burgos


Julia Constancia Burgos García, nació en Puerto Rico 1914 y murió en Nueva York, 1953) Poetisa puertorriqueña. Julia de Burgos se graduó de maestra normalista en la Universidad de Puerto Rico en 1933.Julia de Burgos es poetisa, dramaturga y educadora puertorriqueña.
Durante 1936 publicó su poema Es nuestra la hora en una hoja suelta. Estaba comenzando a darse a conocer en el ambiente literario, la edición privada de Poemas exactos a mí misma se conocen como las primeras manifestaciones líricas.
La obra de Julia de Burgos se caracteriza por su singular fuerza, que surge de su apasionado romanticismo que la lleva a desarrollar de una manera mística y metafísica la naturaleza y el amor. La hondura y calidad de su producción poética, su extraordinaria capacidad para reflejar los problemas de la mujer de su tiempo, así como las excepcionales circunstancias que rodearon su vida y su muerte (envueltas en un halo de dolor, enajenación y desarraigo que la había llevado a considerarse como una "desterrada de sí misma"), han hecho de ella una de las figuras más fascinantes no sólo de las Letras puertorriqueñas de la primera mitad del siglo XX, sino de toda la literatura hispanoamericana contemporánea. Además su obra se caracteriza por una capacidad enorme de proyectar la feminidad de su tiempo.

Poema:

CANCION DESNUDA

Despierta de caricias,
aún siento por mi cuerpo corriéndome tu abrazo.
Estremecida y tenue sigo andando en tu imagen.
¡Fue tan hondo de instintos mi sencillo reclamo!
De mi se huyeron horas de voluntad robusta,
y humilde de razones, mi sensación dejaron.
Yo no supe de edades ni reflexiones yertas.
¡Yo fui la Vida, amado!
La vida que pasaba por el canto del ave
y la arteria del árbol.

Otras notas más suaves pude haber descorrido,
pero mi anhelo fértil no conocía de atajos:
me agarré a la hora loca,
y mis hojas silvestres sobre ti se doblaron.

Me solté a la pureza de un amor sin ropajes
que cargaba mi vida de lo irreal a lo humano,
y hube de verme toda en un grito de lágrimas,
¡en recuerdo de pájaros!

Yo no supe guardarme de invencibles corrientes
¡Yo fui la Vida, amado!
La vida que en ti mismo descarriaba su rumbo
para darse a mis brazos.

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